Un hombre de Seronga, un pueblito en medio de Botswana, visitó las Ramblas de Barcelona.
Cuando volvió, les contó a su familia que había oído la vida en la gran ciudad.
Y dijo que se escuchaba un repertorio de ritmos desacompasados.
-El mundo es eso- les contó-. Un montón de gente, un repertorio de ritmos asíncronos.
Cada persona suena con un timbre y ritmo propio entre todas las demás. No hay dos ritmos iguales. Hay ritmos rápidos y ritmos lentos y ritmos de todos los compases. Hay gente de ritmo pausado, que ni se inmuta ante las tormentas, y gente de ritmo diabólico, que corre como el viento. Algunos ritmos, ritmos flojos, no se oyen ni se entienden, pero otros caminan ante la vida con tanta fuerza y gancho que no se pueden oír sin mover los pies, y quien se les acerca, se pone a bailar al compás.
Nota: Este post muestra mi admiración al micro-relato "El mundo", El libro de los abrazos - Eduardo Galeano.
¿Qué ritmo tienes tu?